El Vaticano ha recibido este miércoles a miles de personas que desde muy temprano hacen fila en la Plaza de San Pedro para despedir al Papa Francisco, fallecido el lunes a los 88 años. Su cuerpo, trasladado desde la residencia de la Casa Santa Marta, reposa ya frente a la tumba del apóstol Pedro, justo bajo el imponente baldaquino de Bernini.
El féretro del pontífice —de madera y zinc, abierto y ataviado con una casulla roja, mitra blanca y un rosario entre las manos— permanecerá expuesto durante tres días en la Basílica de San Pedro. Esta despedida multitudinaria coincide con las celebraciones del Año Santo, lo que ha multiplicado la llegada de peregrinos a Roma.
La solemne procesión de traslado fue encabezada por los cardenales presentes en Roma y cerrada por sus asistentes y secretarios personales. Al compás de las campanas, la comitiva recorrió los pasillos del Vaticano hasta ubicar el cuerpo frente a la tumba de San Pedro, tal como pidió el propio pontífice en sus deseos póstumos.
A diferencia de sus predecesores, Francisco solicitó no ser velado en un catafalco, lo que marca una diferencia notable en el protocolo vaticano. Esta decisión, coherente con su estilo sencillo y pastoral, ha sido respetada fielmente por las autoridades eclesiásticas.











Se espera que más de 200.000 personas se acerquen a presentar sus respetos, cifra similar a la registrada durante el velatorio del papa emérito Benedicto XVI. La ciudad de Roma se encuentra bajo fuertes medidas de seguridad para acoger la masiva afluencia de fieles y delegaciones internacionales.
La ceremonia fúnebre oficial está prevista para este sábado en la Plaza de San Pedro, con la asistencia confirmada de varios jefes de Estado. Mientras tanto, el mundo católico sigue con atención cada paso del protocolo sucesorio, que ya ha iniciado con las primeras congregaciones de cardenales para organizar el próximo cónclave.
El Jubileo de la Esperanza, inaugurado por el propio Francisco en diciembre de 2024, continuará su curso hasta el 6 de enero de 2026, en medio de un contexto de duelo y esperanza por la sucesión papal.