Todo comenzó con una acusación grave que apuntaba a Rebeca como una madre irresponsable, supuestamente bebedora, que había abandonado a sus hijos de 8 y 2 años y fingido su desaparición. Esta versión, basada en información errónea y distorsionada, llevó a la detención preventiva de su expareja, Juan, y a la criminalización de Rebeca, quien fue presentada ante la sociedad como una criminal. Sin embargo, tras el testimonio clave de uno de sus hijos, que describió la situación real, la justicia rectificó su camino y Rebeca obtuvo su libertad pura y simple.
El abogado de Rebeca, Edwin Lenis, fue tajante al aclarar la verdad. Según su versión, la madre nunca abandonó a sus hijos; ella estaba trabajando para mantenerlos. Explicó que, en su primer trabajo como ayudante de albañil, Rebeca llevaba a los niños, pero en su segundo empleo, como limpiadora, no le permitían hacerlo. Además, Lenis desmintió las acusaciones de que Rebeca fuera una bebedora consuetudinaria, y lamentó cómo las autoridades, en lugar de protegerla, la criminalizaron sin pruebas. Aseguró que la realidad fue que Rebeca abandonó a Juan el 14 de enero debido a la violencia sufrida por parte de él, un hecho confirmado por el testimonio del niño Jhohann durante una entrevista psicológica.
Ahora, aunque Rebeca se encuentra liberada, el daño ya está hecho. La madre se muestra temerosa, pero está dispuesta a buscar justicia por la violencia que sufrió y la injusticia que vivió al ser presentada ante la sociedad como culpable sin fundamento. Rebeca planea presentar una denuncia contra su expareja por violencia.
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