Santa Cruz enfrenta una crisis ambiental con 25 incendios forestales activos en 12 municipios y más de 300.000 hectáreas consumidas por el fuego. El gobernador en ejercicio, Mario Aguilera, ha declarado emergencia departamental mediante el decreto 458.
Siete municipios están en estado de desastre debido a la sequía, mientras que otros tres luchan contra la combinación de sequía e incendios. A pesar de los esfuerzos de la Gobernación y los bomberos, el fuego sigue avanzando sin control, amenazando la vida de la fauna y la población.
El Sistema de Alerta Temprana de Incendios Forestales (Satif) registró 8.627 focos de calor en las últimas 24 horas, elevando el total a 72.824 en lo que va del mes. Entre los municipios más afectados se encuentran San Matías, San Rafael y Roboré.
“La situación es alarmante”, afirmó Jhonny Rojas, director de Gestión de Riesgo y coordinador del Comité Operativo de Emergencia Departamental (COED). “Estamos movilizando todos los recursos disponibles para combatir el fuego, pero necesitamos el apoyo de todos los niveles de gobierno y de la sociedad civil”.
Ana Patricia Suárez, secretaria de Desarrollo Sostenible y Medio Ambiente, reconoció la magnitud del problema. “Los incendios forestales son un desafío que nos afecta a todos. Debemos trabajar unidos para proteger nuestro medio ambiente y garantizar un futuro sostenible para las próximas generaciones”.
En Roboré, el fuego ha alcanzado dimensiones descontroladas, obligando al cierre temporal de la carretera y generando una densa cortina de humo que afecta la calidad del aire. Los lugareños reportan columnas de fuego de hasta 30 metros de altura y una línea de fuego de 10 kilómetros.
La temporada de incendios apenas comienza y las autoridades advierten que la situación podría empeorar en las próximas semanas. Bolivia se encuentra entre los cinco países con mayor número de focos de calor en el mundo, según datos de Greenpeace Internacional.
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