Una vez hecho público el diario del jesuita Pedrajas, otras víctimas del colegio Juan XXIII revelan que los sacerdotes Francesc Peris y Carlos Villamil eran abusadores. También surgen revelaciones que involucran al padre Roma, en Charagua
En medio del escándalo, tras las revelaciones del diario del cura pederasta, el fallecido jesuita Alfonso ‘Pica’ Pedrajas, se conocen otros dos casos de sacerdotes que pasaron por el colegio Juan XXIII, en Cochabamba, que violaron no solo a niños, sino también a niñas. También surgen revelaciones que involucran a otro sacerdote español, quien tenía un archivo de fotos y videos, con registros de abusos cometidos contra menores de edad en Charagua.
Una nueva publicación del diario español El País revela que dos compañeros de Pedrajas cometían los crímenes. Se trata de Francesc Peris, apodado ‘Chesco’, y Carlos Villamil, conocido como ‘Vicu’; sobre quienes la víctima Juana relata que advertía a sus compañeras que “no se duerman y tengan cuidado con el Chesco”.
“Desde hace unas semanas estoy con el corazón dolido, pero con la fuerza para hablar: Pedrajas no fue el único que abusaba de niños en el colegio, había otros jesuitas que lo hacían con niñas”, contó Juana, que narra que los abusos se registraron cuando ella tenía 14 años, en 1983. Recuerda que una noche se despertó tras sentir unas manos entre las piernas.
Al día siguiente después de sufrir los abusos, Juana advirtió a sus compañeras de que no se durmieran y tuvieran cuidado de Chesco. “Esperábamos, esperábamos y esperábamos hasta que el cansancio nos hacía dormir. Había noches que volvía a meter su mano [en sus partes íntimas] y en otras iba directamente a otras camas. Se acercaba a otras chicas y se perdía un rato ahí”, cuenta.
Con miedo, Juana recurrió a un compañero de un curso superior y le contó lo que estaba pasando, pero ambos, afirma, sintieron que no podían enfrentarse directamente con el jesuita. “Entonces, mi compañero dibujó una caricatura de un hombre metiendo su mano por debajo de las colchas de una compañera. Y lo pegó en la vitrina del comedor. Lo expuso a la vista de todos. No sé si pudieron entender el mensaje, captar la idea. La idea de mi compañero era hacer saber que algo estaba pasando con las chicas”. Pero no cambió nada y Chesco, narra, siguió deambulando entre las camas.
Hasta un día en el que un grupo de alumnos del colegio viajó a la casa de Taquiña, un edificio de la orden cerca de Cochabamba donde se realizaban retiros espirituales. Allí, delante de sus compañeros y con Chesco enfrente, Juana dice que expuso lo que este les hacía por las noches a las chicas. “Lo único que logré es que me abofeteara, me golpeara y me dijera que me callara, que no dijera nada”, narra. Tras ese episodio, la víctima afirma que Chesco comenzó a darle un trato despectivo en el colegio. Como Juana, otros cinco antiguos alumnos corroboran que los abusos de este jesuita era un secreto a voces en el Juan XXIII.
‘CHESCO’, ‘VICU’ Y LUIS, OTROS TRES SACERDOTES ACUSADOS DE PEDERASTIA
Chesco no es el único señalado durante los años ochenta. Manuel López, nombre ficticio de una de las primeras víctimas de Pica que apareció en El País, acusa al jesuita boliviano Carlos Villamil, conocido como Vicu y antiguo director del centro.
Según el relato de López, el jesuita cometía sus abusos en el gallinero del colegio. “Allí había como una habitación chiquita, como en el altillo [del gallinero], para que un encargado vigilase las cosas, para que nadie robase. Tenía su mini dormitorio ahí. Este compañero me llevó hasta ese lugar para mostrarme algo: Vicu, sin cerrar la puerta, estaba allí teniendo relaciones sexuales con una estudiante de 17 años”, describió López.
Denuncias más recientes señalan al padre Luis María Roma Padrosa, que tenía un archivo de fotos y videos que registran los abusos cometidos en Charagua. El material fue hallado y revelado por otro miembro de su congregación.
Durante años, el sacerdote guardó imágenes de las agresiones, en las que se lo identifica claramente. Sus víctimas eran niñas y niños, de seis y 12 años. En 2019, una investigación de la agencia EFE reveló los abusos sexuales del padre Roma, siete meses antes de que el jesuita muriera negándolo todo. Este caso fue denunciado hace cuatro años, pero recién fue derivado al Ministerio Público.
Roma fue director de un colegio en Charagua, y muchos jóvenes y adultos que lo conocieron no salen del asombro al enterarse del lado oculto del sacerdote al que recuerdan como guía, maestro, amigo y consejero.
Más de 200 víctimas
Tras que estalló el escándalo, primero fue la Compañía de Jesús la que salió a pedir perdón y a anunciar que se suma a la investigación en contra de sacerdotes abusadores de su orden; luego, fue la Iglesia Católica.
El fiscal general del Estado, Juan Lanchipa, dijo la semana pasada que se investiga ocho denuncias de pederastia en cuatro departamentos del país. Entre ellos, se encuentra el sacerdote español Alfonso ‘Pica’ Pedrajas, quien -según sus propio diario- abusó de 85 menores.
Un día después, el procurador general del Estado, Wilfredo Chávez, dijo que hasta la fecha (12 de mayo) se han contabilizado a 200 víctimas de curas pederastas.
Vía: El Deber
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