El Carnaval en Santa Cruz de la Sierra se vio empañado por un violento ataque en la calle Ballivián, donde un grupo de delincuentes arrasó con un negocio de venta de comida y bebidas.
“Nos robaron todo. Se llevaron la parrilla llena de pacumutos, una conservadora con cervezas, las yucas… hasta la mesa donde teníamos ron y fernet para la venta”, denunció una de las afectadas, aún conmocionada por lo sucedido.
Los vecinos, que habían instalado el punto de venta para aprovechar la afluencia de gente durante las fiestas, jamás imaginaron que terminarían huyendo para salvar sus vidas. “Tuvimos que refugiarnos dentro de la casa. Si nos quedábamos afuera, nos mataban”, relató otra mujer con evidente angustia.
Testigos aseguran que los atacantes, con el rostro cubierto, irrumpieron de manera violenta y, en cuestión de minutos, redujeron el lugar a escombros. “Cada año hay desmanes, pero esta vez fue peor. Eran muchos, no pudimos hacer nada”, lamentó una comerciante.
El pedido de los vecinos es claro: más seguridad en el centro de la ciudad, especialmente en Carnaval, cuando las calles se cierran y se convierten en un epicentro de festejos y mojazones. La incertidumbre crece, mientras la población exige respuestas.
El Carnaval en Santa Cruz de la Sierra se vio empañado por un violento ataque en la calle Ballivián, donde un grupo de delincuentes arrasó con un negocio de venta de comida y bebidas.
“Nos robaron todo. Se llevaron la parrilla llena de pacumutos, una conservadora con cervezas, las yucas… hasta la mesa donde teníamos ron y fernet para la venta”, denunció una de las afectadas, aún conmocionada por lo sucedido.
Los vecinos, que habían instalado el punto de venta para aprovechar la afluencia de gente durante las fiestas, jamás imaginaron que terminarían huyendo para salvar sus vidas. “Tuvimos que refugiarnos dentro de la casa. Si nos quedábamos afuera, nos mataban”, relató otra mujer con evidente angustia.
Testigos aseguran que los atacantes, con el rostro cubierto, irrumpieron de manera violenta y, en cuestión de minutos, redujeron el lugar a escombros. “Cada año hay desmanes, pero esta vez fue peor. Eran muchos, no pudimos hacer nada”, lamentó una comerciante.
El pedido de los vecinos es claro: más seguridad en el centro de la ciudad, especialmente en Carnaval, cuando las calles se cierran y se convierten en un epicentro de festejos y mojazones. La incertidumbre crece, mientras la población exige respuestas.