En un reciente documental difundido por la cadena brasileña Récord, se muestra al expresidente Evo Morales oculto en el trópico de Cochabamba, rodeado por civiles armados con palos y lanzas que le brindan protección.
El reportaje, grabado en una sede de las federaciones cocaleras en Shinahota, revela el nivel de resguardo que lo rodea: estrictos anillos de seguridad, control minucioso de visitantes y vigilancia constante para evitar cualquier intento de aprehensión.
Morales enfrenta una orden de captura por una denuncia de trata de personas agravada, tras ser acusado de tener una hija con una menor de edad durante su gestión como presidente, extremo que él y su entorno han negado en reiteradas oportunidades.
Durante la entrevista, Evo criticó al Gobierno por haberlo “despojado ilegalmente” de la sigla del MAS e inhabilitarlo para las elecciones del próximo 17 de agosto. Además, pidió apoyo a su “amigo” Lula da Silva, presidente de Brasil, confiando en que pueda ayudarle a “salvar nuevamente al país”.
El documental refleja la férrea lealtad de sus seguidores, quienes aseguran estar dispuestos a enfrentar a cualquier autoridad que intente detenerlo. La figura de Morales reaparece con fuerza, pero en una escena de clandestinidad, tensión y desafío.