Fernanda Suárez Saavedra ha decidido alzar la voz y exponer el calvario que vivió junto a su expareja, el ciudadano brasileño Rogerio Augusto Fratari, a quien acusa de ejercer una violencia sistemática y devastadora durante su matrimonio. A través de una publicación en redes sociales, reveló episodios de maltrato físico, control psicológico, amenazas de muerte y aislamiento emocional. La denuncia ya fue formalizada ante el Ministerio Público.
Suárez relató que Fratari no solo ejercía violencia física, sino que también mantenía una conducta abusiva alimentada por el consumo excesivo de alcohol —“era capaz de vaciar cinco botellas de vino en un solo día”—. En uno de los episodios más alarmantes, contó que él la asfixió contra el piso mientras exigía que le pidiera perdón: “Me dejó sin aire, me sujetó del cuello hasta que ya no pude resistir más”.
Además, denunció que su agresor la controlaba por completo: desde cómo debía vestirse hasta con quién podía relacionarse, prohibiéndole incluso asistir a terapia psicológica. Vivía atrapada en el miedo, medicada por la ansiedad, y bajo amenazas constantes. “Me juró que si me atrevía a dejarlo, me mataría a mí y a cualquier hombre que se atreviera a estar conmigo”, escribió.
El Ministerio Público emitió el 27 de abril de 2025 un acta de medidas de protección a favor de Suárez, como parte de una investigación por el delito de violencia familiar o doméstica, tipificado en el artículo 272 Bis del Código Penal boliviano.
Entre las medidas dictadas, se prohíbe a Rogerio Augusto Fratari acercarse a la víctima, transitar por lugares que ella frecuente, intimidarla de cualquier forma o establecer contacto con ella o sus familiares, directa o indirectamente.
Pese a las restricciones, Fernanda teme por su seguridad y la de sus seres queridos. Asegura que su expareja continúa buscándola y hostigando a su entorno cercano. Su testimonio es un grito de auxilio, pero también una advertencia sobre el peligro que aún enfrenta.
